jueves, 7 de junio de 2012

Curso de vida con el Dr Minotto

Habitación relucientemente blanca. La gente entra. Un joven con cara de haber sido obligado a concurrir allí, mira las paredes, el techo, unas sillas ubicadas mirando hacia un pizarrón. Las personas toman asiento, algunos se quedan de pie al fondo, ya no hay mas sillas. Todos esperan. Esperan la llegada del Dr Minotto.
 Un hombre bajo, trajeado, con una flor en el bolsillo del saco, entra por la puerta. Lleva una gran sonrisa, casi que perversa.
-Buen día, ¿cómo están todos? me presento para aquellos que no me conocen, soy el Dr Minotto...- dice el trajeado, mientras camina hacia el pizarrón.- ¿Alguien sabe por qué están acá?- continua.
Nadie contesta, ¿qué podrían contestar?
Uno al esperar un momento, y ver que nadie dice nada, se atreve - Me trajo mi hermana, ella lo hizo y parece que funciona.
-Claro que funciona, en mas de 15 años de trayectoria, ni una persona se quejó del curso- dice el Dr Minotto.
En los próximos minutos el petizo contaría su trayectoria universitaria.
Luego comenzará a contar de que se trata el curso. Él estaría dispuesto a enseñarles a ser feliz, de qué se trata la felicidad, a cambio de algo tan banal como es el dinero. Porque ojo, según él, ese mal no es necesario para ser feliz, sin embargo te cobra una suma que yo a mi corta edad nunca tuve en mis manos, a cambió de enseñarte a ser feliz. Ser feliz. ¿Quién le dio la potestad de decir que es la felicidad? algo tan individual y tan abstracto como la felicidad. La felicidad, eso que nadie puede tener absolutamente, ya que ser feliz nadie puede ser, solo existen momentos felices.
Sin embargo allí estaban todos, escuchando atentamente lo que dice ese charlatán. Habla de los hemisferios del cerebro, de Froid, nombra a Nietzsche, y habla mal de uno de esos chicos se visten de negro.
- Ellos no son felices, no quieren ser felices. No quieren ser parte de esta sociedad, por eso se visten así.
Claro, porque tendría que ser un orgullo ser parte de esta sociedad. Esta sociedad tan buena, tan moralmente correcta (sin contar que nunca escuche a un "dark" decir que no quiere participar de esta sociedad).
El doc sigue sanateando, la gente parece ser convencida.
Finalmente el dr Minotto se retira. Se va con la misma risa falsa con la que entró.
La gente se va, como si salieran del cine. Algunos cuchichean. Escucho a dos señores diciendo que pagarán la suma, que vale la pena. Escucho a otros dos, que dicen lo bien que estaba vestido y de lo feliz que estaba el dr Minotto, que seguro el curso serviría, queriéndose convencer que ellos se encontrarán así de feliz al terminar el curso. Yo me retiro tranquilo, sabiendo que si tuviera esa cantidad de dinero, seguramente me la gastaría en un buen asado con amigos, en fin y al cabo eso (por lo menos por unas horas) me hará salir de la sociedad, me hará feliz.
Muledue Yñaqui

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